el odioso filósofo

Tras casi casi terminar la licenciatura en filosofía, parece ke no la voy a acabar nunca me doy cuenta de lo odiosos ke son los filósofos, en su mayoria personas que no están muy bien de la cabeza... seguro ke algún serio filósofo con sus gafas de pasta me diría, ke esta valoración refleja mi falta de inteligencia y de no saber ver la valía de las ideas inivadoras ke al chocar con lo preestablecido de la sociedad presentan a sus autores como algo excéntricos, y sólo los ignorantes creen ke estan locos. (un momento de silencio, un momento de reflexión, un sonrrisa irónica) No, hijos míos; no, futuras generaciones de filósofos, las grandes figuras de nuetro pensamiento son gente perturbada emocionalmente, y alguien me podría decir: pues como todos; y yo diría: algo más, para meta-hablar hay ke estar algo más trastornado. Pero dejando al odioso filósofo a parte hoy voy a dar mi opinión más arriesgada: el filósofo no es realmente filosofo, no se merece ese nombre ke viene del greigo, se lo ha apropiado la cultura europea (como suele hacer la odiosa cultura europea), Kant lo llama filodoxia.
Como yo entiendo la filosofía el filósofo debiera de ser el Aquimista (el Mago del renacimiento), alguien que con absulta libertad experimienta con la realidad, sin prejuicios, abierto a contradicciones, con fórmulas ke señalen donde está la realidad y cómo acercarte a ella, para poder filosofar, y no con epistemologías y ontologías ke se envuelven de lenguaje académico y pretenden formar parte de eso ke se llama las humanidades. Señores filófofos: la filosofía no es una disciplina de las humanidades, y si no a la historia me remito (informense, lean, estudien...). Qué divertido y estimulante sería este alquimista-filósofo, cuántas formulas tendría para hacernos trasformar nuestra realidad, cuánto aprenderíamos de este chamán que no pertenece a ninguna tradición, ke va por libre y lo prueba todo porque sabe ke su escenario lo admite todo, ese es un fiólosodo sin miedo.
Probemos hoy, cada uno en nuestras casas a hacer un viaje al arché (el primer pirncipio de todo, desprovisto de contexo y prejuicios) pero a diferencia de los fenomenólogos, no hablemos, no digamos, ni escribamos nada, sólo mantengamos los ojos bien abiertos: por una fenomenología abierndo los ojos, y por qué no! tomando drogas.

Y me despido mandandoles un beso muy fuerte a los idealistas alemanes, a los hegelianos y a los epistemólogos actuales (ay, ke rica soy, nunca me olvido de nadie)